Hoy ha sido un buen día.
La visita de una amiga a comer ha sido una bendición. Con ella estabas realmente a gusto. Has dejado de pellizcarte la ceja, has soltado la lengua y hasta bromeabas. Qué alegría me ha dado mirarte por el rabillo del ojo y ver tus hombros relajados y sin rastro de preocupación.
El gorro se ha quedado en la habitación y sólo te llevaste el ánimo a la mesa.
La noche también trajo sorpresas. Esta vez fue una amiga mía la que me la dió. Es bonito recibir la llamada telefónica de alguien a quién no ves hace tiempo y a la que te sientes unida aunque pasen los años y la distancia sea larga. Lloramos juntas mientras le contaba estos últimos meses, pero también reimos recordando anécdotas de juventud.
Los amigos en los momentos duros son un gran apoyo, un remedio contra a la tristeza como las gotas de lluvia cuando la tierra está seca.
Los amigos en los momentos duros son un gran apoyo, un remedio contra a la tristeza como las gotas de lluvia cuando la tierra está seca.
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